diumenge, de gener 22, 2006

Carta a Julián Lanzarote

Avui a El Periòdico de Catalunya, Josep Maria Loperena escriu una carta a l'alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, que copiem a continuació:

JOSEP MARIA LOPERENA, JURISTA

Me permito dirigirle esta carta ante su actitud beligerante --más propia de tiempos despóticos que los de un Estado de derecho-- de retener en su ciudad los documentos y correspondencia privada que los servicios de la policía política de Franco expoliaron a punta de pistola a las instituciones republicanas y a las familias de los vencidos. Lo hago porque la Constitución me lo permite --la misma Constitución por la que es usted alcalde electo-- y por estar directamente afectado por aquel latrocinio, el cual, con su intolerancia, tolera y justifica.Me considero parte implicada por ser uno de mis mayores una de sus víctimas propiciatorias. Me refiero, señor alcalde, a mi tío Joan Loperena i Romá, abogado, doctor en Derecho y parlamentario del Congreso de los Diputados por Esquerra Republicana de Catalunya, la misma formación que ahora preside Josep Lluís Carod-Rovira, el anticristo designado por Lucifer para desmembrar España.En 1931, mi tío había fundado los Jurados Mixtos de Trabajo, tribunales precursores de la jurisdicción social, que funcionaron hasta que, en marzo de 1938, una docena de sicarios a sueldo de Serrano Súñer, ministro del Interior del primer Gobierno franquista, registraron su sede, requisaron todos los expedientes, que remitieron a Salamanca, y encarcelaron a los funcionarios. A mi tío no lo encontraron. Se libró del patíbulo y pudo exiliarse a México. Pero fueron miles los republicanos que fueron asesinados merced a aquel macabro expolio.Esos son los papeles, señor alcalde, que afirma que le han robado los catalanes y que intenta recuperar con iniciativas injustificables y con recursos perdidos de antemano. Porque como bien sabe, aquel expolio monumental se promovió al finalizar la guerra para identificar a "rojos separatistas, masones y desafectos en general" y así poderlos fusilar. Se recogió aquella documentación para conocer al detalle la actuación de cada ciudadano durante la Segunda República.Fue una operación de selección y exterminio, un genocidio que se dirigió y controló desde Salamanca, la capital de los que se alzaron contra el orden democrático y sede del archivo del material requisado como botín de guerra; de una guerra que, para su desgracia, terminó hace muchos años. Por eso su conducta, injusta y perversa, únicamente pueden justificarla los que todavía rechazan la conciliación nacional y siguen humillando a los vencidos.Ahora son usted y los suyos los que hablan de expolio, humillación, vergüenza, indignidad, alevosía y nocturnidad. Lo hacen para seguir engañando al pueblo amparados por la seguridad que les confiere la democracia, y porque saben que los que consideran sus enemigos se rigen por el seny y la tolerancia. Su nostalgia no tiene otro fundamento que la de ser nietos de los que ganaron la guerra, una guerra de pillaje y de conquista, una cruzada en nombre de Dios que convirtió todo el territorio nacional en campo de batalla, y que hoy han perdido los papeles.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Entiendo el tono de la carta, pero no deja de ser un tono visceral anclado en el rencor, un rencor democrático que a pesar de diferenciarse claramente del profesado por otros sectores mucho más injustos, no deja de ser rencor histórico y como tal subjetivo en un alto porcentaje.
Este tipo de argumentos no nos ayudan a ver con objetividad lo más justo, entiéndanme no se puede defender el retorno de los papeles pensando en los asesinados republicanos, ya que también los hubo y muchos del bando contrario. Así que hablemos de leyes y no hagamos de la historia una arma rencorosa y arrojadiza, porque ésta tiene siempre más de una lectura.

Anònim ha dit...

Una herida abierta debe cicatrizar. Ningun médico dejaría una herida abierta pues hay el peligro de que se infecte y que perjudique aún más al resto del cuerpo. Devolver los papeles a sus legítimos propietrios es cerrar heridas y supone un avance más hacia la verdadera transcición. No estamos hablando de estauas de hace 5 siglos o momias egípcias; estamos hablando de papeles de gente que aún está viva, o que lo están sus herederos directos, y que fueron utilizados para perseguir a los enemigos del Franquismo.